Y empiezo a ver, que las ventanas dejan de ser ventanas cuando el agua que las nubes derraman, comienzan a golpearlas, para lograr abrirlas. Y que suerte que así sea, así puedo mirar, que del otro lado,esta el, dejando que sus dedos inspeccionen mi rostro, para poder reconocernos.
Besos indelebles que manchan las sabanas.

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