martes, 26 de agosto de 2008

Cortázar.

Una carta de amor.
de Salvo el crepúsculo.

"Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo como un perro que pasa, una colina, esas cosas de nada, cotidianas, espiga y cabellera y dos terrones, el olor de tu cuerpo, lo que decís de cualquier cosa, conmigo o contra mía, todo eso es tan poco yo lo quiero de vos porque te quiero.Que mires más allá de mí, que me ames con violenta prescindencia del mañana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad."

Julio Cortázar.



Tu más profunda pielde Último round Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía -sábelo, allí donde estés- es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel. No el tabaco que se aspira, el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga equívoca fragancia que deja la pipa, en los dedos y que en algún momento, en algún gesto inadvertido, asciende con su látigo de delicia para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu espalda contra el blanco velamen de las sábanas. No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hacia de tu rostro una máscara de joven faraón nubio. Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido de embajadas con cestos de frutas o agazapados flecheros, y cada pozo, cada río, cada colina y cada llano los hallamos en noches extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos. ¡Oh viajera de ti misma, máquina de olvido! Y entonces me paso la mano por la cara con un gesto distraído y el perfume del tabaco en mis dedos te trae otra vez para arrancarme a este presente acostumbrado, te proyecta antílope en la pantalla de ese lecho donde vivimos las interminables rutas de un efímero encuentro. Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste " Me da pena, y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caída desde lo alto o lo hondo, jinete o potro arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo. Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada. Con el perfume del tabaco rubio en los dedos asciende otra vez el balbuceo, el temblor de ese oscuro encuentro, sé que una boca buscó la oculta boca estremecida, el labio único ciñéndose a su miedo, el ardiente contorno rosa y bronce que te libraba a mi más extremo viaje. Y como ocurre siempre, no sentí en ese delirio lo que ahora me trae el recuerdo desde un vago aroma de tabaco, pero esa musgosa fragancia, esa canela de sombra hizo su camino secreto a partir del olvido necesario e instantáneo, indecible juego de la carne oculta a la conciencia lo que mueve las más densas, implacables máquinas del fuego. No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo hoy unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante en que me enderecé sobre ti para lentamente reclamar las llaves de pasaje, forzar el dulce trecho donde tu pena tejía las últimas defensas ahora que con la boca hundida en la almohada sollozabas una súplica de oscura aquiescencia, de derramado pelo. Más tarde comprendiste y no hubo pena, me cediste la ciudad de tu más profunda piel desde tanto horizonte diferente, después de fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y batallas. En esta vaga vainilla de tabaco que hoy me mancha los dedos se despierta la noche en que tuviste tu primera, tu última pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo.

Alejandro Dolina.

Estoy pensando más de la mitad de mi tiempo en el amor. Se lo juro. Del amor mío y del amor en general. Las penas de amor son lo que más se parece a la muerte. El desencuentro amoroso, el abandono, es una sensación parecida a morirse. Creo que si hubiera una medalla en una de cuyas caras estuviese la muerte, en la otra no estaría la vida sino el amor. El amor es lo contrario de la muerte. Yo he sido muy feliz y también muy desdichado. Porque ése es el precio. Macedonio decía que a placeres de juguetería corresponden dolores de juguetería, y por el contrario, cuando los dolores son de herrería, entonces los placeres también son de herrería. He tenido grandes felicidades, pero el precio ha sido vivir también grandes tristezas. Lo prefiero así. Lo prefiero así. La praxis indica que efectivamente las relaciones duran poco. Pero yo creo que hay grietas por donde se puede vencer esa fatalidad. Mi idea es que efectivamente los amores duran eso que usted ha dicho. Pero a veces no. Y yo creo que lo que uno debe hacer es creer que todo amor es ése que va a durar siempre. Y es posible que exista el amor definitivo y que valga la pena buscarlo. Y hasta es posible que yo lo haya encontrado. Pero no me pregunte más.(fragmento de nota de Leila Guerriero, diario La Nación Line, 1996).

¡Avanti!


(ALMAFUERTE)

"Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas:no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas.Con el hambre genial con que las plantas asimilan el humus avarientas,deglutiendo el rencor de las afrentas se formaron los santos y las santas.Obsesión casi asnal, para ser fuerte,nada más necesita la criatura,y en cualquier infeliz se me figura que se mellan los garfios de la suerte...¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte!"

[A mi dama. Almendra]


"Yo no sé porque extraña razón tus ojos iluminan las ruinas de mi alma y no se porque todo tu cuerpo es como un río donde bañar mis días más sedientos. Y no se donde guardas tu niebla de sorpresas. Pero estoy acercándome a este mundo. Y al volver de la luna, de mi cuerpo inmediato,estoy tentado con mirarte más. Para mí que algo hermoso sucede entre vos misma. Es por saber demasiado las verdades. Para mí que ni volar es más que amarte. Tu piel es y cura las desgracias. Y no pensar, y sólo vivir, son secretos y certezas. Amo la sal que duerme en tu montaña. Y ni las manchas del sol arden tan fluorescente como tu espera por la vida. Yo sólo se que el placer y el dolor de tenerte van perdiendo a mi memoria en un dulce vado. Y solearme en tu boca es parar la conciencia y estoy contento con amarte así."

ENFRENTADOME.


Me sacaste el hambre...
Me sacaste la desesperanza
Me secaste las lágrimas
Para darme tus sonrisas más lindas
..Me sacaste la angustia
Para darme tranquilidad..Ojalá Con cerrar los ojos, pudiera cambiar el lugar de la luna, para que se vuelva a encontrar con el Sol,.
Y de esa manera, volver a encontrarte.

lunes, 25 de agosto de 2008

Profanidad.

Me levanto, pensando en seguir dandole aquella sofistería a algo, que esta totalmente abismático de mi corazón, de mi cabeza, de mi cuerpo, y todavía, más de mi alma.
Ya me canso de esperar, tanto..algo..que sé perfectamente que no va a volver.
Porque vino para no quedarse, y se fué para no volver más.
Y trato de abjurarme, para seguir día tras día, soportando lo que tengo, lo que viene, lo que tiene que llegar.
Y nose si la profanación va a ser el mejor remedio, pero se que va a apagar el fuego,
y que las cenizas, van a traerme calma.
Y ese mismo fuego, que un día lograste fundir en mí, esta desaparenciendo.
[Rendida a la profundización conmigo misma.]